miércoles, 4 de septiembre de 2013

Métodos de tortura antiguos (Parte 2)

El garrote

Método por el cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no provoca una muerte rápida, sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada. Fue usado hasta principios del siglo XX en Cataluña y en algunos países latinoamericanos. Se usa todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para la tortura policial, y también para ejecuciones. 




El toro de Falaris


En este caso se quemaban a los herejes dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas, que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. El toro de Falaris estaba presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición de los siglos XVI, XVII y XVIII. 



La horquilla


Con cuatro puntas muy afiladas que se clavaban profundamente en la carne bajo la barbilla y sobre el esternón, la horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con voz casi apagada, “abiuro” (palabra que se halla grabada a un costado de la horquilla). En cambio, si éste se obstinaba o si la Inquisición era española, el hereje considerado “impenitente”, se vestía con el traje característico y se le conducía a la hoguera, pero con la condición de la Extremaunción; si el inquisidor era romano, se le ahorcaba o quemaba, sin el beneficio del traje pero siempre con el rito cristiano. 


 

La sierra 


Este instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones. Sus mártires son abundantes. A consecuencia de la posición invertida del condenado, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX. En la Alemania luterana la sierra esperaba a los cabecillas campesinos rebeldes, y en Francia a las brujas preñadas por Satanás. 

 

La cuna de Judas 


El reo era atado e izado y una vez estaba elevado se le soltaba dejándolo caer sobre una pirámide haciendo que, con su propio peso, se clavara la punta de la misma en el ano, la vagina, el escroto, etc. Esta maniobra se realizaba varias veces. Se utilizaba prácticamente para hacer confesar al condenado. 


Sangrado


Se creía que la fuerzas de la brujas podrían ser controladas al hacerlas sangrar. Esto implicaba rebanar o abrir a la víctima en la cara o cerca de una vena importante. Acusados sometidos a esta tortura perdían rápidamente sangre y se desmayaban debido a esto, comprobando que el acusado era asistido por el demonio al sacarle el alma del cuerpo para que no sufriera. 





El lanzador 


Una técnica que consistía en atar la cabeza de la víctima con una soga y hacerla mover de lado a lado bruscamente. 


Las botas aplasta piernas  

Las bootikens (o botas) o cashielaws era un “ingenioso” dispositivo que consistía en cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba una martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente entre las cuñas comenzaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a achicarse y el instrumento comenzaba a punzar las piernas de tal manera que las cuñas comenzaban a entrar en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la salida la médula por las incisiones.